Desde la Jubiloteka de Berriozar, Iruñea, visitan a las personas mayores y reparten mascarillas. Lo que antes eran abrazos, besos y caricias da paso a un diálogo de miradas, amagos de afectos, choque de codos y palabras llenas de incertidumbre. Esto es una cuestión de orden sanitaria en la que, si hacemos caso omiso, puede que tengamos que lamentar nuevas bajas en el equipo.